martes, 2 de junio de 2009

Imaginemos todos nosotros ciudadanos activamente participes de nuestra ciudad, contagiados globalmente de cultura, no solo por los medios de comunicación sino que también por la propia experiencia, rodeado de interminables espacios y hechos urbanos se nos presenta el quehacer diario, el paisaje de lo cotidiano no completamente funcional ni casual, la cotidianidad del ser vuelve ajeno las formas, objetos y artefactos a nuestros ojos, de esta forma se hace necesario hacer presente los hechos culturales, el paisaje tanto de lo construido como de lo no construido, Turismo,  esto comienza a hacer presente lo invisible de lo cotidiano, nace un nuevo servicio,  una separación entre lo mas practico de la vida y el ocio, una acción desprejuiciada frente a los objetos, las formas, artefactos  y hechos culturales de un lugar determinado. Siendo este el marco teórico en el cual nos basaremos, me gustaría explicarles un poco más acerca de este, un lugar el cual recorre mi cabeza, para la Costa Verde. Un Lugar de multiplicidad programática y ocio repartido densamente en el paisaje dando forma a una experiencia única dispersa y constante, no hay ningún paisaje enmarcado, si así fuese después de un rato todo paisaje pasa al olvido del entendimiento y por consiguiente se desvanece esa belleza engañosa pero no errónea. Se pasa al Plano de la Experiencia que es la esencia de este lugar que les relato. El sonido, espacio, fortalecen la sorpresa, congelan el tiempo , desplazando esto a la Nada, y que mejor turismo que la Nada, no existe el aburrimiento, si quieres te vas si te cautivas te quedas, cada instante se está sujeto a la percepción y acción individual, Turismo libre de todo elitismo , locales y forenses expuestos al contacto físico-natural. Una mezcla perfecta de Naturaleza y cuento. 

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